miércoles, 28 de noviembre de 2012

La incongruencia de Antolini, de Rosario y la mía propia.

Hace algunas semanas tuve una acalorada pero cordial discusión con dos muy queridos amigos, a quienes por razones de seguridad llamaré M (él) y B (ella). M defendía que Antolini no había incurrido en ninguna incongruencia al abandonar el movimiento “Yo soy 132” para incorporarse a un programa de debate en Foro TV de Televisa. B defendía que Rosario Robles no era incongruente al formar parte del equipo de Enrique Peña Nieto luego de haber sido un cuadro  importante de la izquierda mexicana. Ambos, M y B, defendían que yo era un incongruente por trabajar para una empresa transnacional con intereses meramente comerciales, dicen.

M sostiene que Antolini no es un incongruente, que más bien, nosotros fuimos una bola de ingenuos que le creímos cuando en las marchas del Yo soy 132, gritaba más o menos “Fuck Televisa!!” o bueno, “Sí a la democratización de los medios”. O también le creímos cuando estuvo encendiendo “la luz de la verdad” fuera de las instalaciones de Televisa Chapultepec. Puede ser que M tenga razón, en esos momentos no estábamos viendo al Antolini real, sino a un espectro que buscaba tener momentos de gloria política antes del fin del semestre. En tal caso, lo que sostengo es que Antolini fue incongruente al acudir a esos actos y gritar las cosas que gritó. Si alguien en sus adentros cree en algo y externa otra cosa, entonces se es incongruente. Pero M no se equivoca del todo, sí fuimos ingenuos, al menos yo, creí que Antolini tendría una importante carrera política con una historia épica de lucha desde sus años mozos, o que escribiría agudos artículos sobre la clase política mexicana, todos llenos de credibilidad, la credibilidad que le daba haber surgido de un movimiento autónomo. Pero no, luego de su incursión en Televisa, quienes ingenuamente creíamos que tenía futuro nos equivocamos. Este muchacho perdió toda credibilidad al asomar su verdadera cara y contrastarla con su careta inicial, así que seguramente se perderá en la inmensidad de las cosas que no tienen mucho sentido.

B sostiene que Rosario Robles no es incongruente, que más bien, es una víctima de la misoginia política que pervive en nuestra izquierda. Dice que a Rosario la excluyeron y la dejaron políticamente marginada, así que tuvo que buscar opciones políticas y las encontró con Enrique Peña Nieto. Estoy de acuerdo, a Rosario la trataron muy mal en su antiguo partido, no fue valorada como el cuadro importante que es y ha sido, y sin duda su condición de mujer ayudó a que todos la dejaran sola. Sin embargo, no comparto que la ausencia de espacios políticos, necesariamente tengan que orillar a una persona a buscarlos en los lugares que antes criticó. Es decir, ¿La única opción de Rosario era buscar un espacio con Peña Nieto, cuando desde la izquierda fue crítica del viejo régimen priista? Si Rosario piensa que EPN, su equipo y la forma en que hacen política, no tienen nada que  ver con el viejo régimen, entonces sí, creo que no es incongruente, solo es ingenua.

M y B sostienen que soy un incongruente porque antes me importaba el bienestar de las personas y ahora me interesa generar utilidades para los accionistas de una empresa transnacional. Sí, he tenido que cambiar algunas de mis posturas, sin embargo, en la posición y en el lugar en el que estoy, tengo la posibilidad (que casi la necesidad) de que las acciones y estrategias que genero tengan un beneficio social y no solo comercial. Sí, al final no puedo ayudar por ayudar, pero afortunadamente hay zonas en las que el beneficio comercial necesariamente se traduce en cambiarle la vida a una o miles de personas, en esas zonas son en las que trabajo.  Así es como me “autojustifico”, digamos.

Al final, todos somos un poco o mucho incongruentes, es parte de la naturaleza humana, uno va aprendiendo cosas o mirando otras desde otra perspectiva y cambia de opinión. Así que cada quien juzgue qué nivel de incongruencia es tolerable.

jueves, 6 de septiembre de 2012

Crónicas matutinas de una ciudad eterna I


Nos conocimos en Ferrocarril de Cuernavaca casi esquina con Homero. Él era un tipo normal (tenía su bigote) que manejaba un auto fabricado por Volkswagen (no recuerdo la marca) del año 2000 o anterior. Aquel día el tránsito era particularmente peor que otro día normal en la ciudad, así que entre cada vuelta de rueda me puse a observar detalles de cosas en las que usualmente no pongo atención, me llamó la atención que aquel Volkswagen tuviera, clara y deliberadamente, implementado en el espejo lateral un instrumento para encenderse al momento de poner la direccional hacia el lado izquierdo. Era una flecha con pequeños focos cuyo cable evidente hacía obvio que el instrumento había sido agregado después de que el auto fue comprado. Yo imaginé que un par de años después.

Como siempre, estas elucubraciones me llevaron a armar una historia que justificara que este tipo le hubiera añadido a su auto un instrumento tan útil, aunque muy poco estético. Imaginé que años atrás, había sufrido un terrible accidente al circular sobre alguna avenida importante y querer cambiar de carril. Seguramente el auto que circulaba por el carril de la extrema izquierda no lo pudo notar (acaso estuviera lloviendo aquella tarde-noche) y tristemente le impacto por el costado dejando a este tipo normal con serias lesiones en el brazo y ojo izquierdos. También cabía la posibilidad de que el terrible accidente no le hubiese sucedido a él sino a algún familiar quien penosamente habría muerto tras el terrible accidente.

Todo esto justificaba la extrema precaución, que alguien toma al poner una flecha en su espejo lateral, la lógica de ganar seguridad sacrificando un poco o mucho de estética.

Seguimos avanzando, me distraje con otras cosas, cambié la canción de mi ipod o la estación de radio, luché por avanzar un par de metros más que los demás, procuré no estorbar en las intersecciones y me esforcé por cruzar cuando la luz amarilla seguía encendida. Así pasaron muchos, muchos minutos, hasta que finalmente me vi circulando por Palmas a una velocidad más o menos decente para una avenida.

Sin darme cuenta, el auto de aquel tipo de bigote se había puesto frente a mi auto, no lo noté, hasta que en uno de los retornos de Palmas y sin poner su direccional para indicar vuelta a la izquierda, el sujeto giró haciéndome frenar un poco y de forma repentina. Mi reacción no fue de molestia, sino de angustia, ¿Acaso mi teoría del terrible accidente era errada y lo único que había orillado a este sujeto a colocar ese horrible instrumento en su auto, había sido simple y llano mal gusto?

miércoles, 15 de agosto de 2012

Edomex vs D.F.: Eterna dualidad.

 
Siempre he vivido en la dualidad de la frontera formal entre el Estado de México y el Distrito Federal. Nací en el norte del D.F., viví en el nororiente (Aragón) los primeros 15 años de mi vida, estudié ese mismo tiempo en el “norcentro”  (Acueducto de Guadalupe) y siempre tuve familiares quienes vivían y yo visitaba recurrentemente en municipios conurbados como Ecatepec, Neza, Naucalpan y Atizapán. Es decir, desde siempre el cruce de ida y vuelta al Edomex fue una constante en los primeros años de mi vida. Después mi familia decidiría cruzar definitivamente e irnos a vivir al Edomex, donde radiqué, trabajé y estudié unos 11 años.

Por supuesto, tanto en mis años en el D.F. como en los subsecuentes en el Edomex, siempre disfruté del Centro de la Ciudad, la Condesa o Coyoacán. Desde chico pedía a mis padres que me llevaran a caminar por el Centro hasta llegar a un lado de Templo Mayor, donde me gustaba escuchar a los brujos que curan de todo y sacan serpientes o pararme a ver las playeras del EZLN y el Sup.

Trato de decir que nunca fui un sateluco clavado, ni un chilango antisateluco (ahora lo soy más), conocí ambos lados de la moneda y he sacado mis conclusiones, a tal grado que luego de andarme paseando por ahí, finalmente he encontrado mi refugio en una zona céntrica del D.F. Sin embargo, por practicidad, estupidez y desidia, no todos mis papeles están actualizados con mi domicilio en el D.F., ni tampoco todos con el del Edomex, o sea, que mis documentos también padecen de esa dualidad que me persigue desde siempre.

Hace algunas semanas decidí dar un paso hacia delante y comenzar a regularizarme, así que tomé mis papeles con el domicilio actual y me fui a sacar mi licencia de manejo del D.F. La experiencia fue sorprendentemente agradable, no solo por lo rápido y sencillo del trámite, sino por la calidad de la atención y actitud de quienes trabajan realizando este y otros trámites. Luego de menos de una hora, salí con mi licencia (donde además dicen que me veo muy guapo, bueno dice Marcs) y hasta pude pedir que me le pusieran que quería donar mis órganos.

Quise continuar por ese camino y registrar mi auto en el D.F., sin embargo, para este trámite ya me pedían otros documentos con los que no contaba pues tenían mi domicilio del Edomex. Así que con todo el dolor de mi corazón (y porque ya me urge registrar el auto) decidí ir a Naucalpan para este nuevo trámite.

La atención es solo entre semana hasta las 18:00 hrs, así que pedí permiso en mi trabajo para salir corriendo alcanzar a llegar a las 17:00 hrs y lo logré. Pero al llegar a la oficina, parecía que me había mudado de país o que el tiempo se había regresado unos 30 años. Las oficinas eran mucho más grises que las del D.F. y las personas, además de mucho más viejas (no tengo nada contra los viejos, siempre y cuando lo que se valore sea su experiencia) tenían una actitud de enfado y ganas de ponerte todas las trabas posibles para no ayudarte con tu trámite.

De mala gana me recibió una señora mal encarada y con pésimos modales, me regañó por poner un documento que no iba y en todo momento escribía en una pantalla sin indicarme si todo estaba en orden o no, si iba a poder tener mi trámite hecho o no. Se paraba con parsimonia por hojas que había impreso y con la misma parsimonia se sentaba y volvía a escribir sin mirarme ni dirigirme la palabra. En una de esas ocasiones, pude ver una regla que tenía en su escritorio “Eruviel Ávila: Piensa en grande” y entonces por prejuicio, intuición o lógica deduje que esa persona estaba ahí no por su capacidad o compromiso con la función pública o el Estado de México, sino porque en momentos de campaña había sabido ser fiel con la causa, había sabido moverse para quedar bien con los quedabienes del candidato.

Después de escanear a paso lento cada uno de mis documentos, me dio una hoja y siendo las 17:37 hrs en tono levemente burloncito me dijo “con esto vaya a pagar al banco o a la Comer y regresa a la ventanilla 9… nos vamos a las 6”. Corrí a la Comer y como me habían cobrado también la tenencia, me di cuenta de que no tenía dinero suficiente para hacer el pago, ni tenía tiempo suficiente para ir a mi casa en el D.F. y volver al Edomex para concluir mi trámite.

Así terminó mi intento del día de ayer por hacer un trámite más en el Edomex. Mi conclusión fue que no recuerdo una sola ocasión en que un trámite con el gobierno del Edomex haya sido siquiera en “santa paz”, cada vez me ha sobrecogido la idea de que por alguna u otra razón no podré hacer el trámite y me imagino un escenario terrible en el que estoy perdido en la inmensidad de trámites que debo de hacer para conseguir finalmente el trámite que busco. Otra conclusión fue que la forma de gobierno del D.F. y el Edomex se puede constatar desde estos funcionarios. Unos son jóvenes, educados, con ganas de ayudar, los otros son viejos, con poca educación y con ganas de chingar. Finalmente, decidí que después de este trámite comenzaré a hacer toda mi regularización, para salir de esta dualidad que aunque quiera me perseguirá, pues sigo sintiendo cierto placer en cruzar de vez en cuando las despintadas y simplonas Torres de Satélite.

miércoles, 8 de agosto de 2012

Algo se hizo bien

Dedicado a Marcs, con quien pronto tendremos un programa itinerante de revista con temas deportivos en el bar de cada Sanborns de esta ciudad.

No soy un experto en temas deportivos (de hecho no soy experto en ningún tema), pero sí sigo varios deportes. El inicio de la NFL es para mí como la entrada de la primavera o el invierno según la estación que se prefiera; sigo atento la Serie Mundial y me apasionan las estrategias del mi deporte favorito, el Rey de ellos, el beisbol. De vez en cuando me gusta ver a los Pumas ganar algún campeonato, aunque la liga local cada vez me emociona menos. Y por supuesto, cada 4 años sigo atento el mundial de futbol y sufro y sueño con nuestra errática selección.

Ese es mi bagaje de conocimiento deportivo, sin embargo, por los tiempos que vivimos, quiero reflexionar sobre cambios que se han realizado en el futbol mexicano durante los últimos 20 años, y que, considero, han tenido un impacto en la evolución de abajo hacia arriba de nuestros futbolistas. Estos cambios, que para el país en general, en otros ámbitos, pueden tomarse como pistas para dar los pasos que nos han faltado.

En 1992, según recuerdo, estaban en Europa únicamente Hugo Sánchez (ya en franco descenso en su carrera) y Luis García Postigo, quien se iniciaba en las filas del Atlético de Madrid. Por aquellos días, vino la Copa América en Argentina (la primera a la que México era invitado) y después el mundial del 94. A partir de entonces, se hablaba de que la selección mexicana de futbol contaba con un “estilo propio” (whatever that means), pero seguíamos quedándonos en la orilla.

Sin embargo, algo que considero fundamental para la situación actual del futbol mexicano, se dio a finales de la década de los 90, cuando TV Azteca se opuso a que Televisa comprara la exclusividad de los derechos de la selección mexicana. En una jugada magistral, TV Azteca ofreció a la Federación Mexicana de Futbol (FMF) igualar la cantidad que Televisa había ofrecido por la exclusividad, de modo que ambas cadenas pudieran transmitir los partidos de la selección, mientras que la FMF tendría el doble de dinero para operar. Entre otras cosas, el arreglo incluía la construcción de un nuevo centro de alto rendimiento, uno moderno que desplazaría al antiguo cuyas instalaciones ya no distaban mucho de cualquier deportiva de Azcapotzalco.

La construcción de un nuevo centro de alto rendimiento y el resto de los ingresos extras por derechos de televisión, además de las cuestiones técnicas que ayudan a fortalecer, también implantan una mentalidad más o menos triunfadora en los jugadores que ahí se entrenan (a este centro acude no solo la selección “mayor”, sino todos los equipos nacionales).

Luego de algunos años, el número de mexicanos en Europa se incrementó: Rafael Márquez, Giovani Dos Santos, Francisco Palencia, Cuauhtémoc Blanco, Jared Borgetti, Gerardo Torrado, Carlos Vela, Efraín Juárez, Héctor Moreno, Javier Salcido, Pavel Pardo, El “Maza” Rodríguez, Guillermo Ochoa y otros que se me escapan. No todos con la misma suerte, pero el número se incrementó y algunos tuvieron chispazos. Además, dos técnicos mexicanos dirigieron en España, Javier Aguirre con muy buenos momento en el Osasuna. Al mismo tiempo, el futbol femenil se comenzó a profesionalizar y nuestras selecciones femeninas participan de buena manera en casi todas las competiciones internacionales.

Vino después el campeonato mundial de la selección nacional sub-17, y esto generó presión para que la FMF obligara a los clubes a incluir a jóvenes en ciertos minutos durante del torneo (algo así como una acción afirmativa). El resultado de estas medidas fue que los clubes se preocuparan cada vez más por formar jugadores jóvenes, “enfocarse a la cantera” -que le llaman- para no verse en desventaja al tener que poner a un joven a jugar. Otra virtud de esta decisión, fue que los jóvenes jugadores fueron tomando experiencia profesional mucho antes que sus predecesores, algo que sin duda les ayuda a forjar el carácter.

Creo que el pase a la final de futbol soccer en Juegos Olímpicos, no es más que el resultado de dos cosas que se hicieron bien y que deben de trasladarse a la vida pública de nuestro país, es decir, se debe de terminar con los monopolios por una parte y por la otra se debe de “capacitar” más y mejor a nuestros jóvenes (o sea, mejorar la educación formal de nuestros niños), al tiempo que se abren espacios para que participen en la toma de decisiones públicas de nuestro país.

El futbol nos está dando finalmente una alegría importante, después del mundial de futbol, ganar la medalla de oro en Juegos Olímpicos debe ser el logro más importante que un seleccionado nacional puede tener. Esperemos que lo consigan y de no ser así, habrá que aceptar que con todos sus tropezones, se han conseguido avances a partir de decisiones fundamentales.

miércoles, 25 de julio de 2012

Aclaración de Jaime Martínez Veloz sobre la nota de Milenio relacionada al estado de salud del Subcomandante Marcos


 
En relación a la nota aparecida el día de hoy en el Diario Milenio, titulada “Marcos padece cáncer de pulmón” en la que se narra un fragmento de hechos sucedidos en el año 2010, descritos en el Libro “Corazón Indígena. Lucha y esperanza de los pueblos originarios de México” escrito por Don Luis H Álvarez, de próxima publicación por el Fondo de Cultura Económica, me permito hacer los siguientes comentarios y aclaraciones:

1. Lamento mucho que una comunicación privada, de un tema tan delicado, donde no existen las certezas que amerita el caso, sean narradas en forma pública, dando lugar a la múltiple cantidad de interpretaciones que se pudieran tener al respecto.

2. Tal y como lo comenta Don Luis H. Álvarez en la nota, un día que nos encontramos en el Aeropuerto de Tuxtla Gutiérrez, al platicar sobre la problemática de las comunidades indígenas de Chiapas, le comenté mi preocupación sobre lo que se escuchaba en algunos medios y comunidades, acerc
a del deterioro de la salud de Subcomandante Marcos. Al preguntarme sobre el tipo de enfermedad que tenía, le expresé que yo no tenía contacto con el EZLN, pero que había varias versiones, no descartando la posibilidad de que tuviera algún tipo de cáncer, aunque era algo que yo no podía confirmar.

3. Al conocer esta información, Don Luis H. Álvarez, preocupado, me comentó que si se llegara a tener algún contacto con personas cercanas al EZLN, se les hiciera saber que él personalmente gestionaría que los recursos del Estado en materia de salud, se pusieran al servicio de la atención de la salud del subcomandante.

4. Cabe aclarar, que nunca conocí solicitud o petición alguna realizada por el EZLN, a nadie, para la atención de la supuesta enfermedad del Subcomandante Marcos. Algunos amigos que habían conocido la versión de la enfermedad, preocupados por esa posibilidad, expresaron que de ser necesario, los zapatistas contaran con la solidaridad incondicional para un caso de esta naturaleza.

5. Posterior a ello, recibí la llamada de una persona cercana al EZLN, para aclararme que no era cierto lo que se decía acerca del padecimiento del subcomandante; y meses después, el propio Subcomandante Marcos desmintió públicamente la información con respecto a la supuesta enfermedad.

6. Realizó esta aclaración, porque estoy convencido que el largo caminar de la lucha zapatista, es uno de los referentes morales más importantes del pueblo mexicano y la digna actitud de resistencia que han mantenido desde el incumplimiento de los Acuerdos de San Andrés, tiene una enorme significación para la lucha del pueblo mexicano.

Atentamente

Jaime Martínez Veloz

México, D.F., a 25 de Julio de 2012.

viernes, 6 de julio de 2012

Desde CNI

De: <juansalvador@gmail.com>
Fecha: 25 de mayo de 2012 13:16
Asunto: Desde CNI
Para: formuladelatarde@radioformula.com.mx

Estimado Ciro,

Hace ya bastantes años que te seguía. Desde aquellos tiempos en CNI, veía tu noticiero, después comencé a escucharte en Fórmula y a leerte en Milenio. Te consideraba una voz autorizada e independiente. Me considero una persona crítica, no soy fan de López Obrador, ni me creo todas las leyendas urbanas que cuentan quienes sí lo son.

Sin embargo, sí he notado un cambio en tus posturas desde 2006 para acá. Supongo que te lastimó mucho que el fanatismo (religioso) loprezobradorista te señalara como "vendido", esa es la única explicación que se me ocurre para entender este cambio en ti, particularmente en los últimos 3 o 4 años. Ahora te leo ocasionalmente en Milenio, no veo televisión, por lo que desconozco cómo sea tu espacio informativo (si es que tienes alguno) en Milenio TV y pocas veces veo Tercer Grado.

Te escribo dándote todo este "background", pues quiero que puedas definir mi perfil, es decir, un ciudadano clasemediero, medianamente informado, no vinculado políticamente con ningún partido. Me interesa que entiendas que quienes somos tratamos de ser objetivos también notamos y lamentamos el cambio que ha existido en tus columnas.

A ti que te gusta mucho usar número, ten en cuenta que a tu artículo del día de hoy, 38 personas le "dieron like", mientras que al primer comentario a tu columna (uno muy crítico y con cierta razón en varias cosas) 261 personas le "dieron like", dirás que la mayoría de esos son de la iglesia lopezobradorista, pero seguramente muchos de ellos, más de 38, fueron personas como un servidor, que queremos periodismo crítico, independiente y sin reacciones viscerales.

Recibe un saludo y espero pronto leer y escuchar al Ciro de antes.

martes, 3 de julio de 2012

Llenos de miedo

El miedo es uno de los sentimientos más básicos e inmediatos del ser humano, sino es que el más. Desde siempre, a través del miedo hemos creado infinidad de cosas (casi todas negativas) armas, cercas, autos blindados, el Estado y a Dios.

Es difícil de comprobar, pero creo que el miedo es una característica de sociedades menos desarrolladas, en cambio, la esperanza caracteriza a sociedades más avanzadas. No es casual, que un político educado y moderno como Obama, eligiera como eje central de su campaña la Esperanza (Hope). Tampoco es casual, que no ganara los estados donde más compra-venta de armas hay y el miedo a los migrantes el tanto que están dispuestos a asesinarlos.

En México, la elección giró en torno al miedo. No sé quiénes tenían más razón, pero la calidad de nuestros candidatos y el nivel tan bajo de discurso, llevaron a muy pocos a votar por la esperanza de que las cosas cambiarían con tal o cual. Al contrario, quienes decidimos salir a votar, lo hicimos más motivados por el miedo.

Si se observa el mapa de la República según quién ganó cada Estado, se puede ver que el PRI ganó casi todos los Estados del norte. En buena medida esto se explica por el miedo que la estrategia de seguridad de Felipe Calderón, generó entre quienes habitan esos lugares del país. Es decir, gran parte del voto por el PRI se explica por el miedo que generó la estrategia panista en esos estados.

Es muy conocido que Andrés Manuel López Obrador generaba miedo entre algunos sectores de la población. Por las razones que sean, buena parte del voto panista  y apartidista decidió moverse hacia el PRI por el miedo a que un personaje como AMLO fuera presidente. Otros más, panistas y apartidistas, decidieron votar por AMLO por el miedo a que volviera el régimen del PRI.

Por supuesto, hay que sumar otros factores, pero parece claro que entre ciudadanos no cooptados, ni plenamente simpatizantes de un partido, uno de las principales motivaciones al votar fue el miedo.
Al final, podemos concluir que fue mayor el miedo a AMLO y a la estrategia panista de seguridad, que el miedo a la idea de un regreso al viejo régimen. Creo que esta condición de país con miedo tiene que terminar y espero que así sea. Solamente teniendo ofertas políticas que otorguen una esperanza creíble, podemos decir que votamos libremente por quien más nos convence. Anhelo ese día, lo veo lejano, pero estoy dispuesto a trabajar porque un día así sea.

miércoles, 27 de junio de 2012

No me gusta AMLO

Lo he venido repitiendo varias veces durante esta campaña -no me gusta AMLO-, pero voy a votar por él. Siempre he sido -y sigo siendo- crítico de AMLO, pero no por las razones que se repiten hasta el hartazgo en radio, televisión o entre algunos editorialistas acomodaticios. No me gusta AMLO, no porque sea un peligro para México, o porque sea un supuesto "populista" o porque sea un violento.


Quiero pensar que la idea del 'peligro para México' está superada entre quienes tienen acceso a medios alternativos de información (twitter, facebook, blogs, diarios digitales independientes, etc.), sin embargo, en esos mismos medios aún se pueden leer opiniones que equiparan a AMLO con Hugo Chávez, cuando es claro que entre ambos personajes hay una distancia ideológica (AMLO es un político nacionalista que jamás se ha referido al "imperialismo yanqui" o a algún proyecto unificador de América Latina) y también es práctica (el gobierno de AMLO en el DF hizo uso responsable de los recursos para atender dinámicas sociales perversas y jamás dudó en vincularse con la iniciativa privada).


En esos mismos medios he leído opiniones contra AMLO por considerarlo agresivo o violento. Y a mi sigue sin quedarme claro el momento en el que sus acciones de resistencia o protesta hayan sido deliberadamente violentas. Es cierto que hay gente desequilibrada en todas partes y la pasión puede llegar a ganarle a más de uno, pero no existe un razgo de violencia indiscriminada o como medio de acción política en los movimientos que AMLO ha encabezado. Es decir, yo no podría adjudicarle a AMLO el derramamiento de una sola gota de sangre, como sí le adjudico a Enrique Peña Nieto la golpiza y violaciones a los derechos humanos de comuneros en Atenco. Igual que se le puede adjudicar a Calderón la sangre de estudiantes muertos en el Tec de Monterrey y de miles de personas, entre ellos presuntos narcotraficantes que jamás llegaron a un juicio para establecerles una pena adecuada y en cambio recibieron la -casi institucionalizada por este gobierno- pena de muerte.


Sí, cerrar Reforma fue un grave error, yo mismo lo critiqué y con algunos más protestamos contra el bloqueo. Pero finalmente, fue un movimiento pacífico de cuyas consecuencias negativas AMLO ya ha pedido disculpas, algo que no ha hecho Peña en el caso Atenco y Calderón lo ha hecho de forma muy tímida y sin aceptar que su estrategia es errónea.


Algunos más en esas redes hablan de convertirnos en un país "comunista" o "socialista" si gana AMLO, sin explicar lo que entienden por uno o por otro y el cómo podríamos llegar a ese tipo de modelos. Soy socialdemócrata, no le tengo escozor al término socialismo, por lo que un modelo que plantea ampliación de derechos y un piso común de oportunidades me parece adecuado y deseable, sin embargo hay un abismo entre eso y convertirnos en Cuba, Venezuela o la URSS.


No me gusta AMLO porque no se ha definido en temas que me parece debe abanderar cualquiera que aspire a representar un gobierno de izquierda, como la despenalización del aborto o los matrimonios de personas del mismo sexo. Tampoco me gusta que no haya sido clara su condena y deslinde de Bejarano y que tampoco se opusiera tajantemente a la candidatura de Manuel Barlett al Senado. Me parece que ha sido incongruente en algunos temas, como al haber impulsado la construcción de un segundo piso para automovilistas en lugar de construir más metrobuses o líneas del metro para mejorar la calidad del sistema de transporte público en la Ciudad de México. Finalmente, no me gustan las posturas de algunas personas que lo rodean o lo rodeaban, como Fernández Noroña (de quien ya se deslindó) u otros personajes que son incapaces de ejercer un poco de autocrítica y conservan formas de hacer política idénticas a las del PRI.


Sin embargo, como ya se ha dicho mucho, esto que no me gusta parece infinitamente menos grave a la idea de tener de vuelta al PRI encarnado en la figura de EPN. Un gobernador que encabezó la mayor y última franquicia del viejo régimen, donde la palabra del gobernador es sagrada, donde hay que estar cerca y bien con él para que te cobije bajo su manto, donde la corrupción no es inmoral porque a todos les toca un cachito. Basta con alejarse un poco de los municipios conurbados con el DF para descubrir un Estado desigual, donde la falta de planeación urbana es síntoma de la corrupción que hay en las autoridades de todos los niveles de gobierno, o basta con cruzar la línea entre el DF y llegar al Estado de México para tener que dejar el metro y subir a un camión destartalado en que las posibilidades de ser asaltado o tener un accidente son altas. Entre toda la red de complicidades que son menos evidentes, pero que existen y se traducen en policías corruptas, muchas veces vinculadas con el crimen.


Los males de AMLO también me parecen menores a lo que representa JVM. La continuidad de gobiernos erráticos, donde las relaciones de complicidad del viejo régimen siguen existiendo y a través de ellas se toman las decisiones más importantes del país, que benefician a un grupúsculo de hombres ricos y poderosos, y en la mayoría de las ocasiones perjudican al grueso de la población. Por supuesto, tampoco quiero seguir teniendo un gobierno de talante conservador en el que la creencia personal impida discutir temas que tienen bases científicas o económicas. Además de la simpatía que JVM ha mostrado por modelos como el pinochetista.


En conclusión, no me gusta AMLO, no es el tipo de político que me apasiona y por el quien me pondría la bonita pulserita. No me parece un político moderno, no le interesa entender el contexto internacional, pero entiende lo necesario y tiene por convicción (casi religiosa) ser honesto. Por esto último, porque su gestión como Jefe de Gobierno me parece que sentó las bases para mejores formas de gobernar y porque propone un gabinete de personas también honestas e inteligentes (y ellos sí modernos e internacionalistas), por eso votaré por AMLO este domingo.